Este producto tiene
una construcción y acabado soberbio. Desde la tapa frontal hasta la tapa que
cubre la bayoneta están hechos a conciencia.
Su superficie es micro-rugosa, con un brillo satinado que le
confiere un aire de calidad al mismo tiempo que sufrida en cuanto al
marcado de los dedos y al polvo. El color de su superficie tiene el tono
exacto para transmitir imagen de calidad y al mismo tiempo no ser muy
delicado con un uso intenso.
El anillo del zoom está bastante adelantado, justo en su sitio,
aunque es poco escueto de anchura y le falta un poco más de suavidad en su
accionamiento. El de MF, al igual que las series Sigma (15-30/20-40/24-70)
es seleccionable mediante el desplazamiento longitudinal del
mismo. Tiene unas medidas razonables y su accionamiento es rápido y
de dureza normal.
La tapa frontal, al estilo de los nuevos Nikkor es de doble pestaña
y muy bien acabada.
De la serie probada hasta ahora es el más pesado de todos y tampoco es el
más corto aunque su masa está bien repartida. Al igual que el Tamron
11-18/4.5-5.6 su uso es posible con DSLRs de espejo grande ( 10D, D60, etc...)
El enfoque,
probado en una Canon 20D, es muy rápido. No es el más silencioso pero está muy cerca de los
primeros puestos.
El único pero que veo a nivel de diseño es la posición del
indicador para encajarlo en la bayoneta. Dicho indicador está en la misma base por lo que no
se ve desde el lateral como en la mayoría de zooms. El indicador de la focal
engaña un poco en ese sentido al inicio pareciendo la marca de encaste. Es
un tema de usos y costumbres que al día de tenerlo no tiene más importancia.
Por lo demás los diseñadores de Tokina, al igual que en otros
productos anteriores, siguen una línea de producto muy coherente. Transmite
robustez, calidad y sencillez.
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