Paseando a Miss D. por el congost de Mont-rebei.

Aprovechando los exuberantes paisajes del incipiente verano de este año insólito en lo meteorológico nos vamos al Alto Aragón. Paisajes de montaña y desfiladeros; no hay mejor escenario para probar el Carl Zeiss Distagon 18mm f3,5 ZF.2 montado en una Nikon D600. Caminaremos por tierras del Montsec aragonés y veremos de qué es capaz esta pequeña pero rotunda óptica. Paseando a Miss D. “D” de Distagon y de Dieciocho.

 

 
*** Si clicas cualquier imagen se abrirá una nueva ventana con la foto ampliada.                            Art. Publicado el 5-7-2.013



En 2013 ha nevado y llovido como nadie recuerda; en primavera ha seguido siendo invierno y en zonas como el norte de la península hasta el 60 de Mayo no nos hemos quitado el sayo. Esta climatología excepcional ha retrasado los tiempos de la naturaleza pero ha favorecido que en este principio de verano tengamos unos paisajes de una abrumadora belleza.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Comienzo mi recorrido en la comarca oscense de Ribagorza para dirigirme hacia el congost (congosto o desfiladero) de Mont-rebei, donde el Noguera Ribagorzana dibuja la frontera entre Huesca y Lleida.

Durante el verano Benabarre y toda esta zona del Alto Aragón oriental sufre un clima extremadamente seco, pero tras una primavera inusualmente lluviosa el paisaje mantiene un verde fresco combinado con los campos dorados de cereales.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

El casco antiguo de Benabarre nos habla de un pasado medieval compartido con huellas de clara influencia musulmana. Sus calles cubiertas con solivos y argamasa son un refugio magnífico contra el sol implacable de la época estival.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     
 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Algunas fachadas conservan escudos y elementos del barroco y renacimiento.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Benabarre fue tierra de realengo, es decir, no perteneció ni a la iglesia ni a la nobleza sino al rey. Su toponimia sugiere que procede de Ibn Awar, nombre con que se llamaba a este lugar cuando fue conquistado a los musulmanes por Ramiro I.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Fue él, Ramiro I quien ordenó construir el principal edificio de Benabarre, el castillo, a principios del siglo XI. Durante este tiempo la fortificación ha vivido todo tipo de avatares siendo destruida y reconstruida en las guerras contra Cataluña, la guerra de la Independencia o las Guerras Carlistas.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     
 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:5,6
 
     

Mil años después, tras la última reconstrucción, el castillo de los condes de Ribagorza sigue dominando los cuatro puntos cardinales desde su privilegiada atalaya.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

A 3km. De Benabarre se encuentra el pequeño municipio de Viacamp en cuyo término se encuentra la sierra del Montsec de L’Estall, a donde nos dirigimos para visitar el desfiladero de Mont-rebei.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     
 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Las casas de esta pequeña población fueron construidas a los pies de una colina coronada por una torre fortificada y una ermita con el cementerio adosado a uno de sus muros.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Ascendiendo hacia la colina encontramos una señalización que indica que debemos tomar una pista que nos llevará hasta nuestro destino. El firme está sin asfaltar y no presenta problemas para circular en coche, eso sí, sin superar los 25 km/h y con precaución ya que la mezcla de gravilla y tierra seca provoca patinazos. Ah, un consejo: si se quiere ver el paisaje es mejor que no vaya ningún vehículo por delante, las ruedas levantan una enorme polvareda que se mete por todos los rincones del coche, incluido el maletero.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

A través de esta pista se penetra en la sierra del Montsec aragonés, un vasto territorio de montaña media que transita entre la depresión del Ebro y las altas cimas del Pirineo.
 

 

Nikon D600
Focal: 18 mm.
Diaf.: f 1:8
 
     

Por el camino se ven los restos de antiguos núcleos de población que hoy en día están deshabitados. Muros derrumbados, tejados desplomados y construcciones invadidas por la vegetación son los únicos vestigios de lo que un día fueron pueblos como l’Estall, Finestras o Montfalcó.

Pueblos levantados en tierras de soledad, en mitad de la nada, donde el clima hostil y la incomunicación provocaron el éxodo de sus moradores en busca de un lugar donde la vida fuera un poco más fácil.

Hoy estas minúsculas aldeas olvidadas nos hablan de la lucha de aquellos habitantes por sobrevivir, como Santiago Pena, el último vecino de l’Estall, que vivió en completa soledad desde 1974 hasta 2003, año en el que abandonó el lugar. Durante ese tiempo vivió en lo que había sido la escuela del pueblo.
 

 

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